Mucho se ha hablado en las últimas semanas de que el fútbol está avanzando hacia un deporte físico. Sin embargo, en medio de aquel “fútbol físico”, los que terminan generando la diferencia son los que ven más allá. En el partido entre Alemania y España por la Nations League se vio el perfecto ejemplo de ellos. Toni Kroos y Thiago Alcántara demostraron que el fútbol se sigue jugando con la cabeza.
En medio del vértigo e intensidad que buscaron proponer tanto germanos como españoles, fueron los volantes organizadores los encargados de poner la cuota de creatividad. Sobre todo, ambos se mostraron como soluciones a los problemas que afrontaron ambas selecciones en la transición del balón.
Mandando desde el pase, tanto Toni Kroos como Thiago Alcántara entregaron un mensaje claro: el fútbol se sigue jugando con invención, con visión y con cabeza antes que con las piernas. El repertorio técnico de ambos volantes, las facilidades para encontrar espacios, los cambios de orientación, son aspectos que unos pocos pueden manejar a la perfección.
A estos atributos, Kroos y Alcántara suman a su juego (y a su equipo) en lo táctico desde la posición. En lo posicional, los volantes organizadores tienen la inteligencia para entender cómo, dónde y cuándo. Si marcan diferencias no es solo por su calidad técnica, sino por estar ubicados de manera de recibir con tiempo y espacio, suficientes para ejecutar lo que la jugada demanda, en beneficio de su equipo.
El fútbol, como gran parte de los deportes, ha dado saltos en la importancia que se tiene del trabajo físico. Pero tal como lo demostraron Toni Kroos y Thiago Alcántara, también debe existir una cuota de inventiva, de creatividad, que solo las mentes ingeniosas pueden aportar al contexto de un equipo. El fútbol se juega con los pies, pero también con la cabeza.