Aquella noche lluviosa en la hermosa Ciudad de México, con fecha del 6 de septiembre de 2013. La selección hondureña comandada por el colombiano Luis Fernando Suarez enfrentaba un nuevo reto. Uno que otras escuadras catrachas habían intentado por años y siempre fallaban. Esa noche Honduras se medía ante la selección de México, comandada por José Manuel ¨Chepo¨ de la Torre.
El encuentro se jugó en uno de los estadios más históricos del planeta. Un Coloso que vio levantar la copa del mundo a nada más y nada menos que a Pele y a Diego Armando Maradona. Un gigante que llego a tener capacidad de albergar a más de cien mil espectadores. Y el estadio que presencio el denominado “Gol del siglo” entre muchas otras cosas. Ese recinto tiene como nombre Estadio Azteca “El Coloso de Santa Úrsula”.
La selección catracha ya sabía lo que era jugar en ese lugar, pero jamás había conocido la victoria. El equipo que salió a la cancha ese día, intentaría escribir un capitulo nunca antes visto. La escuadra mexicana no pasaba un buen momento en la eliminatoria rumbo a Brasil 2014. No habían ganado ningún partido de local, pero aun así no conocía la derrota en su casa. La “H” sabía que México no estaba jugando un buen futbol, sin embargo, nunca fue favorita en la previa para llevarse el triunfo, pero intentarían aprovechar el pésimo juego realizado por los aztecas en los encuentros previos.
Ya en el partido los nervios se sentían en ambos lados. En México por seguir con la mala racha y en Honduras por volver a la misma derrota. El estadio se encontraba lleno. En el primer tiempo los mexicanos mostraron su mejor nivel. Oribe Peralta sería el encargado de abrir el marcador al minuto cinco. Los catrachos se miraban igual que otras veces, desanimados y aplacados por la presión y la presencia del estadio.


En el Segundo capítulo del partido cambiaría el cuento. Honduras le quito el balón a México, se miraba un equipo hondureño con más confianza y armonía. Los cambios de Luis Fernando Suarez fueron claves y al minuto 64, Honduras conseguiría el gol del empate realizado por Jerry Bengston. Eso no era todo, dos minutos más tarde, de un balón largo y una corrida rigurosa, Carlos Costly le ganaría el balón al defensa mexicano y cruzaría el disparo para marcar el segundo tanto a favor de la bicolor. Esa media hora restante de tiempo se sintió extremadamente larga, Honduras jugo con la confianza necesaria para que el Azteca se rindiera a sus pies hasta llegar al punto de apoyarlos e incluso casi anotar un tercer gol.


Al finalizar el partido los jugadores y cuerpo técnico celebraron entrando a la cancha como niños, Honduras había logrado el reto que se venía buscando desde hace años. El estadio era irreconocible, se vacío muy rápido. Solamente en una esquina de la parte superior del recinto se encontraba la afición catracha celebrando una victoria histórica. En el país se vivió de una manera inolvidable. El 6 de septiembre del 2013 será recordado con cariño para los hondureños por haber ganando en uno de los estadios más difíciles del mundo. Y quedo inmortalizado en la memoria como «H-Aztecazo».