Serge Gnabry, el chico que volvió a casa para poder despegar

Twitter: @SergeGnabry

El extremo que deslumbra en el Bayern Múnich disfruta de un presente espectacular.

Sus actuaciones individuales en el gigante europeo son destacadas desde que arribó al club hace dos años, para la temporada 2018-19, y su llegada fue gracias al interesante rendimiento que tuvo previamente en otro equipo de la Bundesliga, Werder Bremen. Sin embargo, cinco años atrás, el panorama era otro para un chico que no tenía lugar en Arsenal y no lograba asentarse en West Bromwich, a donde fue en condición de préstamo.

Serge Gnabry nació en Stuttgart un 14 de julio de 1995.  Dio sus primeros pasos en el deporte al formar parte de equipos locales, hasta que su potencial despertó el interés del VfB Stuttgart para su cantera. Allí comenzó a formarse bajo la organización de un club profesional, y fue la antesala de un salto soñado a un poderoso como Arsenal Football Club. En el año 2011, a sus 16 años, el conjunto londinense adquirió su ficha y lo sumó a su academia.

Haber sido incorporado a una institución tan grande, reconocida a nivel internacional, con muchas ambiciones deportivas, y que llevaba adelante un proyecto con énfasis en el desarrollo de futbolistas juveniles, prometía ser el escenario ideal para que Gnabry pudiera convertirse en una súper estrella. Pero su camino en los Gunners no fue el imaginado.

A pesar de la esperanza puesta en él para incorporarlo a la cantera, tuvo escasas oportunidades en el primer equipo, donde en su puesto han tenido prioridad otros futbolistas como Theo Walcott, Alex Oxlade-Chamberlain, y más tarde Alex Iwobi. En el año 2015, cuando sólo tenía 20 años, fue cedido a West Bromwich, pero su estadía en los Baggies fue peor aún, ya que no tuvo rodaje y tampoco protagonizó momentos memorables.

Imagen: Arsenal.com

No obstante, su realidad contrastó en los seleccionados juveniles de Alemania, donde encontró espacio y confianza para desenvolverse mejor. Atravesó por todas las categorías desde la sub-16 hasta sub-21. Y su destino cambiaría en el 2016, cuando Werder Bremen compró su pase al Arsenal, año en el que además brilló en los Juegos Olímpicos: convirtió seis goles en la misma cantidad de partidos jugados, y fue el goleador del certamen junto a su compatriota Nils Petersen. A fines de ese año también tuvo su debut en la Selección Absoluta. Desde Londres no hubo demasiada molestia en desprenderse de sus servicios, pero al volver a su país natal Gnabry tuvo un despegue y probó que tenía mucho para ofrecer.

Imagen: Bundesliga.com

En su primera temporada en la Bundesliga, se destapó y anotó 11 goles en 27 encuentros disputados. Inmediatamente, tras este campeonato Bayern Múnich aceleró y obtuvo al jugador a cambio de 8 millones de euros. Otra vez el joven alemán daba un salto a un gigante, y esta vez tendría mejores resultados. Pero primero, tras su transferencia al campeón de Alemania, el propio jugador solicitó ser cedido, y realizó un gran paso por Hoffenheim, donde cumplió una etapa satisfactoria con 10 gritos y 7 asistencias en 26 compromisos.

A mitad de 2018, regresó para finalmente jugar en el campeón reinante del país. Bajo la dirección técnica del croata Nico Kovač, los bávaros alzaron el título de liga, la Supercopa de Alemania y la DFB-Pokal (Copa de Alemania) y el atacante, ya con 24 años, estuvo a la altura. Por sus presentaciones, Gnabry se ganó la aprobación y renovó su contrato con Bayern hasta 2023. Terminó la temporada con 43 presentaciones, con un total de 13 tantos y 9 pases gol en su cuenta personal.

Para el club, la 2019-20 presentaba un escenario renovado, y ya no contaba con leyendas como Arjen Robben y Franck Ribéry. Llegaba el momento para  nuevas caras, futbolistas más jóvenes, y asomaba una oportunidad para Gnabry de consolidarse en el prestigioso club alemán. Y el inicio del semestre no fue sencillo para ninguno: ante resultados insatisfactorios, Kovač fue destituido en noviembre.

Con el nombramiento de Hans-Dieter Flick (ex ayudante de campo en la Selección Alemana, desde 2006 hasta 2014) el rumbo se enderezó para Bayern y encaminó un andar imbatible. Gnabry tomó un rol de mayor relevancia y ratificó su capacidad para ser titular y pieza clave de la poderosa institución germana. No tardó en volverse una cara de la renovación y un digno heredero de las vacantes que dejaron Robben y Ribéry. En el plano local, dentro de un equipo que aplastó a sus rivales y volvió a ganar con claridad la liga, el atacante logró récords personales en una temporada: doce goles y diez asistencias en 31 partidos de Bundesliga. Además, contribuyó con dos goles en cinco partidos para una nueva consagración en la copa nacional.

Y en Champions League, el escenario donde todos quieren brillar, el trofeo que anhelan tanto en Múnich como en el resto de Europa, fue donde el ex Arsenal sacó a relucir más aún su talento y protagonizó un papel estelar dentro de una “máquina” que triunfó en diez partidos disputados hasta llegar a la gran final.
 
En fase de grupos, en la paliza por 7-2 al Tottenham, Gnabry facturó unos impactantes cuatro goles, apenas en la primera mitad, y dio una asistencia. Aquellos fueron sus primeros gritos en el prestigioso certamen. En el 3-0 de la ida de los octavos de final ante Chelsea, el cada vez más consolidado extremo convirtió un doblete que inclinó la balanza a favor de los bávaros para poner un pie y medio en la fase siguiente. Además, posteriormente a cada uno de estos cruces, demostró que mantiene un lazo afectivo con los Gunners, donde se formó cuando era juvenil, a pesar de abandonar el club en busca de mayores oportunidades. “North London is RED!!!”, festejó tras la goleada a los Spurs, en alusión a que Arsenal es quien manda en el derby del Norte de Londres. “London still red..”, celebró después de la victoria ante Chelsea, otro rival de la ciudad. 

Imagen: @SergeGnabry

Ya en Lisboa para la definición de la etapa final del torneo, Bayern volvió a destruir a su oponente, y con un inédito 8-2 eliminó al Barcelona. Esa noche, el atacante fue vital. Construyó la jugada del segundo gol: le quitó la pelota al lateral culé Sergi Roberto, y en un instante resolvió rápido para asistir al golazo de Ivan Perišić. Pocos minutos después, Gnabry firmó su propia anotación. Tras un fantástico pase de Leon Goretzka, superó a Piqué, le ganó la posición y con un derechazo hizo el tercero, que aturdió al blaugrana. 

Su impacto fue mayor todavía en la semifinal vs. Olympique de Lyon. Aunque los alemanes eran favoritos a clasificar, en los primeros minutos los franceses encendieron las alarmas y estuvieron cerca de ponerse en ventaja. La más factible para Lyon estuvo en una situación que tuvo su obstáculo en el poste de Manuel Neuer. De la chance más clara a su favor, pasó a terminar con la pelota dentro de su arco apenas un minuto después. ¿Cómo? Fue el veloz, ágil, y confiado Gnabry que condujo desde el sector derecho, encaró hacia el medio y, de zurda, con su pierna menos hábil, soltó un disparo potente que rompió el arco de Lopes.

Ese grito dio alivio y empezó a tramitar el pase al partido definitorio. Minutos después, el extremo derecho aprovechó un rebote a centímetros de la línea de gol y marcó el segundo, tanto del partido como en su cuenta personal. Brilló en la semifinal, fue elegido el mejor jugador del partido, y fue clave para que el campeón alemán juegue la undécima final de su historia por el máximo trofeo de Europa.  

Serge Gnabry, el chico que a los 21 años emprendió la vuelta a su país natal para despegar, se repuso a un comienzo difícil en su carrera, desplegó su potencial, se ganó un lugar en la Selección de Alemania y es figura de un Bayern Múnich que irá en busca de conquistar la Champions League por sexta vez.