Girona- Madrid: Un gesto, un cántico y un final imposible de explicar
El choque tuvo detalles invisibles a primera vista: un cántico peculiar, una revisión decisiva y un final abrupto.
Lo que dejó el Girona–Real Madrid fue una colección de escenas inesperadas: desde el ya famoso “balón de playa” coreado en Montilivi hasta los abucheos constantes hacia Vini Jr., pasando por la tensión generada por el penalti no señalado sobre Rodrygo en el tramo final. El equipo de Xabi Alonso cedió el liderato al Barça tras sumar su tercer empate consecutivo en un duelo en el que el Girona compitió sin complejos y llevó el partido a su terreno.
El conjunto catalán desafió los pronósticos con una actuación basada en intensidad, fe y un gran sentido colectivo. Ese esfuerzo cristalizó en un punto que incluso supo a poco, tal como admitió Arnau en zona mixta. El Madrid, por su parte, quedó relegado a la segunda plaza y volvió a evidenciar sus dudas.
En Montilivi quedaron claras varias cosas. La primera: Kylian Mbappé no puede sostenerlo todo. El francés corrió, presionó, desequilibró y volvió a marcar de penalti, pero el equipo mostró una preocupante dependencia de su estrella. Entre la falta de claridad con balón, los problemas defensivos y ciertos desajustes en la presión, el conjunto blanco dejó demasiadas vías abiertas. En una de ellas apareció Azzedine Ounahi, brillante durante todo el choque. El centrocampista marroquí —llamado “el 8 de Marruecos” por Luis Enrique en Qatar 2022— firmó una actuación sobresaliente, aunque vio la amarilla que lo dejará fuera del próximo partido y, tras marcharse a la Copa África, no regresará al equipo hasta 2026.
El ambiente en Montilivi acompañó la cita: llenazo, frío intenso y una grada entregada que no dejó de empujar. Y uno de sus focos fue Vini Jr., convertido en antagonista de la noche. Desde el inicio, el público local lo recibió con una sonora bronca que se repitió en cada pérdida o acción fallida. Incluso se escuchó el cántico del “balón de playa”. La tensión subió después del gol anulado a Mbappé, cuando Ricardo de Burgos Bengoetxea revisó en el monitor una mano previa del francés. En cuanto la imagen apareció en el videomarcador, el estadio estalló.
En la segunda parte llegó el penalti que permitió al Madrid empatar. Lo provocó Vini Jr. y lo transformó Mbappé. Una decisión que desató otra oleada de protestas. Aun así, el Girona resistió y hasta tuvo un par de opciones claras para cerrar el partido al contraataque.
La polémica se trasladó al tramo final, cuando el Madrid pidió otro penalti por una acción de Joel Roca sobre Rodrygo. El delantero sintió un leve contacto y cayó, pero el árbitro no lo consideró suficiente. “Es un contacto ligero, y hay contactos que no deberían ser penalti”, dijo Míchel en Movistar+. Aun así, en rueda de prensa mostró sorpresa por la ausencia de revisión del VAR, recordando que son acciones que pueden decidir un encuentro.


