Tras dos partidos sin conseguir el triunfo que los llevo a ser lo que son, verdaderos campeones, los dirigidos por Jürgen Klopp derrotaron por 5-3 al Chelsea en un encuentro realmente apasionante. En un principio, pintaba para goleada en favor de los Reds, sin embargo, el equipo que direcciona Frank Lampard supo responder en momentos claves, donde casi logra conseguir el empate.
El Liverpool levanta el trofeo en su casa, y que mejor que regalarles a los espectadores que no pudieron asistir al estadio, una inmensa acumulación de goles -claro que todos no fueron convertidos por los locales, pero si la mayoría, que ayudaron a propiciar la victoria-. El juego por momentos fue muy imprescindible: en algunas ocasiones el Liverpool mostraba su mejor versión y por otros, llegaban los movimientos claves del Chelsea que amenazaban con igualar el marcador.
El 11 por el que apostó el entrenador alemán: Alisson; Trent Alexander-Arnold, Joe Gomez, Virgil van Dijk, Andrew Robertson; Naby Keita, Fabinho, Wijnaldum; Mohamed Salah, Roberto Firmino, Sadio Mane. Con este clásico sistema, buscó generar amplitud por intermedio de los laterales y los extremos, para liberar carriles centrales aprovechados por los volantes internos, incluída su clásica presión tras pérdida y ataques directos explotando las falencias defensivas de los Blues.
En cambio, el londinense Lampard propuso otro esquema con el que ya obtiene –generalmente- respuestas positivas por parte de sus dirigidos: Kepa; Azpilicueta, Zouma, Rudiger; Reece James, Jorginho, Kovacic, Marcos Alonso; Mason Mount, Olivier Giroud, Willian. Allí la amplitud la dan los carrileros, que se encargan de apoderarse de toda la banda, acompañados por los extremos que intercalan posiciones. El ingreso de Pulisic, quien anotó el tercero de los visitantes, fue clave, principalmente por los cambios de ritmo y desequilibrio, pero no suficiente.
Se despertó la bestia de Liverpool y cerró su último partido en casa de una espléndida temporada como debía ser: con muchos goles y ante un gran rival que llegaba en alza, y esperando por la final de la FA Cup ante el Arsenal. Trofeo en mano para Klopp que ahora visita al Newcastle en buscar de concluir el torneo con otro triunfo. Por el lado de los Blues -con el objetivo en clasificar a la Champions- recibe al Wolverhampton, que a su vez, sueña con participar en la próxima edición de la Europa League.