después de la confirmación del primer caso de COVID-19 en suelo guaraní.
Desde entonces, el fútbol entró en un parate indefinido. Los entrenamientos, rápidamente fueron suspendidos y el país ingresó a la cuarentena obligatoria. La insólita pausa expuso las falencias del sistema que profesionaliza al fútbol en Paraguay. Los jugadores se quedaron sin cobrar sueldos y recurrieron a ofrecer trabajos caseros en redes sociales, alegando que el hecho de no cobrar se arrastra desde hace un tiempo en ciertos planteles. «El club está con atraso con nosotros, algunos compañeros llevan cuatro meses sin cobrar. Conmigo son tres meses y cuando acabe este mes de marzo serán cuatro meses», había comentado a EFE el futbolista Marcos Gamarra del club General Díaz sobre esta problemática. Además, señaló la brecha que existe entre profesionales: «Son pocos los que tienen algo ganado a través del fútbol», dijo, haciendo alusión a que en el país es complicado vivir del profesionalismo en el deporte.

Este miércoles 10 de junio retornaron a sus prácticas habituales los clubes de la Primera División. Bueno, es un decir: Sportivo Luqueño y General Díaz no entrenaron debido a atrasos en los pagos salariales. Los escándalos siguen aún sin COVID-19 en la escena y es el hilo más duro de roer que tiene la APF. Aún sin muchas garantías, la vuelta del fútbol ya está estipulada.
Por otro lado, Guaraní es la gran sorpresa. Tras un 2019 con altibajos, logró acceder a la Fase 1 de la Conmebol Libertadores. El Aborigen logró hacerse un lugar en el Grupo B, tras dejar en el camino a tres rivales, entre ellos el Corinthians de San Pablo. Está a 5 unidades de Libertad en la liga, y es escolta del líder Palmeiras en su grupo de la Libertadores.
desde 2017 y 2016, respectivamente.