Los Toffees demuestran una clara intención de construir un equipo competitivo, con el objetivo de posicionarse en la zona alta del certamen nacional, de altísima exigencia.
En diciembre de 2019, Everton no transitaba un buen presente en la liga. El equipo se encontraba en el antepenúltimo puesto, en zona de descenso. Marco Silva fue removido de su función como entrenador, y en ese mismo mes el club cambiaría la imagen con la llegada de una figura con trayectoria y prestigio.
Carlo Ancelotti, desvinculado del Napoli poco antes, arribó a Goodison Park para encender las ilusiones. Contrato de cuatro años y medio para proyectar a largo plazo un nuevo proceso ambicioso. Llegaba un entrenador de indiscutible jerarquía, con antecedentes destacados en gigantes europeos. De sus éxitos sobresalen tres Champions League logradas: dos con Milan, en 2003 y 2007, mientras que la tercera fue la famosa “Décima” del Real Madrid, en el 2014. Además de haber triunfado a nivel local con PSG y Bayern Múnich, el italiano también tuvo experiencia en Inglaterra. Con Chelsea, en 2009-10 cosechó tres títulos: Premier League, FA Cup y Community Shield.
Además de un entrenador de magnífico palmarés, llegaba alguien que conocía la liga. Los años recientes para Everton no terminaron de ser suficientemente satisfactorios, ya que el objetivo de quedar en puestos altos, dentro del top 5 o 6, no se logra desde hace seis años.
El mejor resultado por Premier de la última década fue en la 2013-14, cuando los dirigidos por Roberto Martínez terminaron en el 5º lugar, con 72 puntos y con futbolistas como Fellaini, Barkley, Lukaku, Deulofeu y Stones. El año anterior había sido el último de David Moyes como director técnico del club, después de un largo período, y habían terminado sextos.
Posteriormente fueron años irregulares. La última vez que los Toffees jugaron a nivel internacional fue en la 2017-18, gracias al 7º puesto de la campaña anterior con Ronald Koeman. Pero esa última experiencia en Europa League fue pobre: no avanzaron de la fase de grupos y apenas sumaron cuatro puntos.
Con Ancelotti, en Goodison Park esperan volver a ubicarse en la parte alta de la clasificación y regresar a las competencias continentales. En su llegada, Carletto habló con optimismo y ambición, con la mente puesta en cumplir las aspiraciones del club y de los hinchas.
Desde su aterrizaje, Everton logró alejarse de la zona baja de la Premier. Fueron 8 victorias, 6 empates y 6 derrotas, y finalizaron décimo segundos.
Para esta temporada los Toffees quieren continuar con el proceso de jerarquización que tomó fuerza con el arribo de Ancelotti. En el actual mercado de pases realizaron tres fichajes de peso e invirtieron alrededor de 25 millones de euros por cada uno.


El primero fue el mediocentro Allan, internacional de Brasil que el entrenador conoció en su paso por Napoli. Después redoblaron la ambición con la contratación de James Rodríguez, estrella de Colombia que brilló bajo el mando del italiano en Real Madrid y que lo siguió en Bayern Múnich.


Inmediatamente, fueron por más y realizaron un tercer movimiento por Abdoulaye Doucouré, mediocampista francés, proveniente de Watford.
?? | And another one… Bienvenue, @abdoudoucoure16! ?#BienvenueDoucouré pic.twitter.com/pHYJ0w2b86
— Everton (@Everton) September 8, 2020
La llegada de los tres eleva la calidad del plantel y representa un salto de jerarquía en el centro de la cancha. Para James es una gran oportunidad de jugar en una liga nueva, para un club con historia, cambiar de aire y poder repuntar su nivel tras haber perdido terreno en Madrid, y con el entrenador que logró exprimir mucho de su potencial en sus años más destacados.
Las tres incorporaciones refuerzan a un plantel que ya contaba con opciones interesantes en ataque, con todavía mucho desarrollo por delante, como los delanteros Richarlyson y Dominic Calvert-Lewin. Ahora podrán tener una buena complementación con un mediocampo renovado.
El proyecto que emprendió Everton con Carlo Ancelotti comienza a tomar acciones importantes que reflejan las claras intenciones en Goodison Park: recuperar la competitividad en un certamen de máxima exigencia, terminar en los primeros puestos y regresar a las noches de duelos internacionales.