

John W. Henry se hizo cargo de un histórico del fútbol inglés y emprendió un camino a largo plazo en el que la espera tuvo su recompensa.
El 15 de octubre de 2010, la firma estadounidense New England Sports Ventures (actualmente denominada Fenway Sports Group) tomó las riendas del Liverpool y desplazó a la dupla Tom Hicks – George Gillett. Su aparición significó un «lavado de cara» al club y, sobre todo, la obtención de títulos. John W. Henry, líder de la compañía, ya lleva una década junto a los Reds y cinco trofeos, entre los que se destacan la Champions League 2019 y la Premier League 2020. Pero para ganar, primero tuvo que perder, como las finales ante Sevilla (Europa League 2016) y Real Madrid (UCL 2018).
Éxito y consolidación. Estas dos palabras representan el mandato del empresario. No sólo en el ámbito deportivo, sino también comercial. El salto de calidad ocurrió a mediados de 2020, con la entrada de Nike como patrocinador oficial. Luego, el sentido de pertenencia, otro de los aspectos en los que Henry hizo hincapié. Jürgen Klopp significó la vuelta de página, el inicio de un plan a largo plazo. Enamoró a los fans desde su primera conferencia de prensa donde prometió convertir a los escépticos en creyentes. Cual juramento, la frase se consumó. Fue amor a primera vista. El entrenador alemán y Liverpool iniciaron una relación laboral desde el compromiso y la empatía.
El concepto ‘familia’ se instaló como sinónimo de apoyo y unidad. Un video narrado por Klopp y su carisma inherente se popularizó debido a la conexión entre la institución, sus hinchas y la ciudad. «Somos Liverpool: esto significa más». Esta afirmación describe a la perfección la identidad del club. En los últimos años, el propio DT y varios de sus jugadores aparecieron retratados sobre paredes de ladrillos en los alrededores de Anfield. Cada pintada simboliza gratitud y orgullo.
Hubo victorias, pero además pasos en falso como la acción (controvertida, por cierto) de registrar la palabra Liverpool en el «contexto de fútbol y servicios» para evitar productos ilegales. De todas formas, la Oficina de Propiedad Intelectual rechazó la propuesta. «Debo enfatizar que nuestra solicitud fue presentada de buena fe y con el único objetivo de proteger y promover los mejores intereses del club y sus seguidores. Sin embargo, aceptamos la decisión y el espíritu en que se ha tomado», aseguró en su momento Peter Moore, el director ejecutivo.
En abril de este año, Liverpool reveló que aplicaría un ERTE (Expediente de Regulación de Empleo Temporal) a sus empleados. Sin embargo, dieron marcha atrás sobre la medida. Una vez más, Moore dio la cara: «Creemos que tomamos la conclusión equivocada al anunciar nuestra intención de aplicar el esquema de retención de empleos y la ‘licencia sin salario’ para nuestros trabajadores por la suspensión de la Premier League, y estamos profundamente arrepentidos por eso», expresó a través de un comunicado.
En cuanto a la infraestructura, Anfield se expandió. La tribuna principal (Main Stand) sumó cerca de 8.500 nuevos asientos, lo que elevó la capacidad general del estadio a 54.000. Esta remodelación, que se inauguró el 10 de septiembre de 2016, incorporó obras en el exterior del recinto con el objetivo de facilitar el ingreso de los espectadores. Por otra parte, vale destacar la construcción del moderno campo de entrenamiento en Kirkby con instalaciones de vanguardia.
Con respecto a las transferencias, el conjunto de Merseyside se ha caracterizado por vender bien (£653,29 M) y comprar mejor (£958,98 M). Uno de sus mejores ‘negocios’ fue la salida del brasileño Philippe Coutinho a Barcelona en 2018. Adoptó la estrategia Moneyball que tiene un enfoque de gestión basado en datos, es decir, reclutar jugadores en función de su rendimiento en el campo de juego como Mo Salah, por ejemplo. También la adquisición de jóvenes talentos con vistas a futuro (caso Andy Robertson y Joe Gomez) y, en contraposición, una inversión fuerte en nombres de peso como Alisson Becker y Virgil van Dijk.
La última jugada
Liverpool adquirió protagonismo esta semana debido a una propuesta revolucionaria denominada «Project Big Picture», liderada en conjunto con Manchester United, su clásico rival. La idea incluye varios cambios en el fútbol inglés, como la reducción de clubes en la Premier League (de 20 a 18) y la desaparición de la Copa de la Liga inglesa y la Community Shield, entre otros. Finalmente, la Premier indicó que, por decisión unánime de los clubes, no habrá respaldo para este plan.