

Rudi Garcia pende de un hilo, aprovechando la pausa de las selecciones nacionales Igor Tudor podría ocupar su lugar como entrenador del Napoli
Contra la excelente Fiorentina de Vincenzo Italiano (considerado por De Laurentiis como posible sucesor de Spalletti), el Napoli sufrió su tercera derrota, segunda consecutiva, de la temporada. En los primeros diez partidos bajo la dirección de García, los partenopei ganaron solo cinco veces y el primer puesto está a siete puntos de distancia. La crisis es total e innegable. No hay coartadas: Natan, comprado en medio del escepticismo general, está demostrando ser un excelente defensor capaz de no hacer sentir demasiado la ausencia de Kim. Son muchas las dudas que la gestión del francés ha suscitado entre la afición napolitana desde su llegada (por ejemplo, la escasa utilización de Elmas y del nuevo fichaje Lindstrøm), otras tantas desencadenaron sus decisiones anoche.
En general, es evidente que el equipo no tiene una clara idea de juego y esto repercute en ambas fases del juego: el pressing, debido a un arreglo táctico confuso, es estéril y desorganizado, mientras que las acciones ofensivas parecen más resultado de la inspiración individual del jugador que de patrones estudiados y movimientos colectivos. Pero lo que es aún más preocupante es la sensación de que el Napoli ya no es un grupo, sino solo una serie de jugadores.
Al analizar concretamente el partido contra la Viola surgen muchas dudas sin resolver que han generado las elecciones del técnico. ¿Por qué utilizó la misma formación que usó contra el Real Madrid sin hacer ni un mínimo de rotación? ¿Por qué reemplazó al mediocampista Anguissa por el delantero Raspadori, dándole a este último la tarea de presionar a Arthur? ¿Por qué sustituir al volante defensivo Lobotka por el enganche Gaetano? ¿Por qué privarse de Zieliński y Osimhen mientras está en desventaja? ¿Por qué mover a K’varatskhelia a la derecha y colocar al extremo derecho Lindstrøm en la izquierda?
El Napoli de García ha tenido poca continuidad hasta el momento. Contra Bologna, Udinese, Lecce y Real Madrid se vio un buen equipo, pero la Fiorentina exhibió todos los defectos de los partenopei.
Anoche la posición de García no parecía estar en peligro. Sin embargo De Laurentiis siempre ha estado vigilando el estado de ánimo del vestuario napolitano y seguramente ha notado la frustración de Osimhen, K’varatskhelia y Politano cuando el entrenador francés los sustituyó en esta temporada, así como la insatisfacción de Mário Rui por la escasa cantidad de minutos que ha acumulado hasta ahora. En las últimas horas, los contactos con Igor Tudor (exentrenador de Galatasaray, Udinese, Hellas Verona y Olympique de Marsella) se han intensificado. En los últimos días, Salernitana le había ofrecido su banquillo al croata, pero él lo rechazó, aspirando a entrenar a un equipo grande, como el Napoli. La pausa internacional podría facilitar el cambio de entrenador.