El Inter de Milán recibió en la fecha 35 de la Serie A a la Fiorentina. Los dirigidos por Antonio Conte necesitaban sumar para mantenerse en puestos de clasificación directa a la Champions League, ante la improbabilidad (salvo milagro) de seguir peleando el scudetto con la Juventus.
El cuadro «neroazurro» saltó al campo con el 3-4-1-2 de siempre, donde la principal atracción, en medio de la rotación de jugadores de Conte post parón, se dio en ofensiva con la disposición de la dupla Lukaku-Sánchez. Por su parte, el equipo viola se plantó con un 3-5-2 cauto, transformable en un 5-3-2 sin balón.
El desarrollo del partido en general se dio en campo de la Fiorentina. El Inter dominó la posesión del balón y buscó llegar al arco contrario mediante dos mecanismos. El primero, con su juego en banda (ejecutó 38 centros). El segundo con los movimientos por el pasillo central de Eriksen y Sánchez: intercambio de funciones, entre apoyos y rupturas. Lukaku fue el generador de las mejores opciones de riesgo en el equipo de Conte, pero se encontró con el travesaño y con la buena actuación del portero Pietro Terracciano.
El planteamiento cauto de Giuseppe Iachini contó con un estandarte en la retaguardia como Nikola Milenkovic. A pesar de que la gran figura del encuentro fue el portero de la Fiorentina, el defensor serbio estuvo sólido tanto en su parcela defensiva como en la marca sobre Alexis Sánchez, evitando que el chileno recibiera con comodidad. En esa línea de tres reconvertida sin balón en línea de cinco defensiva de la Fiorentina, también se alzaron como un murallón German Pezzela (9 despejes, 3 intercepciones) y Martín Cáceres (3 de 4 duelos ganados).
Conte buscó refrescar un equipo que no encontraba profundidad salvo por las conexiones de Eriksen. A pesar de dar ingreso a jugadores como Lautaro Martínez y Víctor Moses, no logró superar el cerco defensivo propuesto por la Fiorentina y el encuentro solo terminó en una igualdad sin goles.