El clima espeso que existe en el conjunto culé desde la catastrófica eliminación de Champions League fue empeorado aún más con el conflicto desatado entre Lionel Messi y la dirigencia. Resuelta la continuidad de la estrella mundial, al menos por esta temporada, la nueva etapa de Koeman puede dejar atrás el barullo externo y dar forma a un proceso al que le exigirán grandes resultados
El neerlandés arribó con el respaldo de la directiva y la propia convicción de que tenía que ser el artífice de un renovado Barcelona. No le tembló el pulso y tomó medidas fuertes: para su proceso no contará con Luis Suárez (que puede marcharse a Juventus), Ivan Rakitic
(regresó a Sevilla) y Arturo Vidal (negocia con Inter de Milán). La lista de salidas puede crecer en una etapa de cambios en el club.
Sin embargo, Koeman en ningún momento pretendió dejar de contar con Messi: al contrario, con lógica razón su intención desde el inicio fue que el argentino continuara como una pieza clave del equipo titular y construir un once inicial que le favorezca a alcanzar su mejor nivel. La incertidumbre generada desde que dio a conocerse la intención del capitán por marcharse, oscureció el panorama futuro para el holandés.


El problema del ídolo con la dirigencia queda un tanto fuera del alcance del ex defensor del Dream Team, ya que se tratan asuntos originados antes de su llegada. No obstante, el flamante entrenador también tendrá el desafío de que el argentino despliegue su talento lo mejor posible y de seducirlo para que siga más tiempo (aunque suene difícil) al demostrar que en Barcelona existe un proyecto mejor, capaz de volver a la gloria.
Mientras tanto, el ex seleccionador de los Países Bajos tiene que continuar con la conformación de un plantel competitivo, apto para aspirar a alzar los trofeos más preciados. Ya cuenta con algunas caras nuevas para esta temporada, como Miralem Pjani
, que llegó desde Juventus tras un intercambio por Arthur (negociación realizada previo al arribo de Koeman). También firmaron los extremos Trincão, proveniente del Braga, y Pedri, desde Las Palmas.
Cabe destacar el regreso de Philippe Coutinho, por quien Barcelona había desembolsado 145 millones de euros a principios de 2018. El brasileño no pudo demostrar el alto rendimiento que lo condujo a su contratación y fue cedido a Bayern Múnich la temporada pasada. En 38 partidos jugados allí convirtió 11 goles, incluido el doblete ante los culés en la paliza por Champions. Es un jugador de gran calidad, que puede tener una segunda oportunidad para brillar y dar a conocer una mejor versión.


La influencia de Koeman puede empezar a reflejarse con el interés por la llegada de dos compatriotas, a quienes dirigió en la Selección Absoluta: Georginio Wijnaldum, de Liverpool, y Memphis Depay, de Olympique Lyon.


El centrocampista se presentó bien en la Premier League con Newcastle y despegó con los Reds, donde fue campeón local y europeo. En aquella Champions fue determinante en la histórica semifinal ante el Barça, al firmar el segundo y tercer gol de la remontada. En la selección de su país ya es habitual.
Por su parte, el delantero tiene la virtud de desenvolverse en diferentes posiciones de ataque. Tuvo una aparición prometedora en PSV por la cual Manchester United lo fichó como un gran refuerzo. No funcionó de la manera esperada y fue transferido a Lyon. Allí repuntó su nivel y volvió a producir mejores desempeños. En la Selección Mayor también se lució y lleva 19 goles convertidos en 51 partidos. Es un jugador que, a los 26 años, todavía parece que no desplegó lo mejor de sí y su llegada sería una apuesta a que lo logre.
Koeman, además, dentro de la casa ya tiene herramientas que valora. Algunos ejemplos son chicos con mucho talento como Riqui Puig o Ansu Fati. Y actuará ante cuestiones que, desde su visión, estuvieron desacertadas pero pueden corregirse.
Una es la posición de Frenkie de Jong: no fue utilizado de la misma manera que en Ajax y en la selección nacional. De ahora en más, según aseguró el entrenador, sí jugará como mediocampista central, al igual que en su ex club y en el seleccionado.
Una situación similar pasó con Antoine Griezmann, que fue colocado como extremo y tuvo un año irregular, por lo que el neerlandés afirmó para este caso también que volverá a jugar en su posición, en el centro de ataque, como lo hizo en Atlético de Madrid.


A Ronald Koeman le ha tocado regresar al club en un momento de tensión, que creció por la incertidumbre de la situación de Lionel Messi. Aunque la mala relación del argentino con la dirigencia existe, el holandés puede contar con él para el inicio de su proceso, el cual tiene como primer reto atravesar esta tormenta, sobreponerse a las pesadillas pasadas y conformar un equipo renovado que pueda devolver la satisfacción a Barcelona.