La puja entre el club y el argentino no afloja y tiende a llevar varios días de reuniones para llegar a un acuerdo. Eso sí, por el momento, ninguno desea llevar la disputa al plano judicial.
Tanto Barcelona como Messi parecen haber bajado el tono a la discusión. En las últimas horas, si bien ninguno da muestras de dar el brazo a torcer, intenta ser un divorcio consensuado y, en principio, evalúan esquivar el plano judicial, dado que dependiendo de la sentencia, un frente o el otro, podría ser severamente perjudicado. Por lo tanto, se busca llegar a un acuerdo.
Pero el punto a tener en cuenta entre los asesores del jugador y la dirigencia del Barcelona, tiene todavía por estas horas dos posturas marcadas y absolutamente equidistantes. La cláusula de salida sigue siendo la principal traba. Desde el bando del argentino entienden que en el último año de contrato pierde validez, mientras que desde el club insisten que no hay otro precio para desenredar la situación que los 700 millones de euros. Por su parte, La Liga tomó partido por la institución Culé y efectuará el trámite de visado previo de baja federativa, solo si se abona el importe impuesto de la rescisión. De todos modos, la FIFA prioriza el derecho al trabajo por encima de cualquier artículo contractual, por lo que los asesores de Messi consideran que no se podrá vetar la transferencia. Sin embargo, lo otorgaría siempre y cuando la justicia no determine lo contrario en caso de entrar en litigio. Pero este paso, si bien lo miran de reojo, determinaría un combate judicial en el que el perdedor sería altamente perjudicado y es algo a lo que no se quieren exponer.