Pese a un contrato millonario hasta 2026 y pese haber sido nombrado coordinador de todas las selecciones italianas, Roberto Mancini ha renunciado como técnico. ¿Spalletti podría ser el sustituto?
La dimisión de Roberto Mancini ha llegado con 507 días de retardo. El entrenador debería haber dimitido aquel 24 de marzo 2022 cuando Italia, por entonces campeona de Europa, fue derrotada en el primer partido de play-off para Qatar ’22 por la modestísima Macedonia del Norte. La página más vergonzosa de la historia de la selección azzurra.
La fallida clasificación para Rusia ‘18 no es comparable: en aquel tiempo los «tanos» estuvieron en el grupo con España, rival más temible de Suiza o Bulgaria, y en el play-off encontraron Suecia, equipo más sólido que los balcánicos. Después de los partidos contra los escandinavos, il commissario tecnico Giampiero Ventura fue ridiculizado, expuesto al escarnio público por parte de los principales medios de comunicación que incitaron a los aficionados en su contra. Oclocracia vergonzosa.
Este trato no fue reservado para Mancini a quien se le pidió que se quedara: una auténtica paradoja antimeritocrática. El absurdo de las convocatorias (ejemplo: Tonali nunca tomado en consideración y Verratti con Jorginho, envejecidos y flojos, siempre presentes) y la ausencia total de juego – hija de la falta de ideas y por tanto de proyecto – no contaron. Sólo contó la Eurocopa ganada: la mitificación del pasado como horizonte existencial con la consiguiente ausencia de meritocracia, hija a su vez de la falta de asunción de responsabilidad. El presidente de la FIGC (Federazione italiana giuoco calcio), Gabriele Gravina, muy apegado a su cargo y a su poder, esperaba que el entrenador no renunciara, para evitar la puesta a cero de los dirigentes federales que lo habría involucrado. Lo esperaban también aquellos que Michele Criscitiello, director del canal Sportitalia, ha apodado “circulitos romanos”: círculos periodísticos siempre condescendientes con el DT, siempre dispuestos a exaltarlo, a minimizar sus errores, a justificar lo injustificable, a perdonar lo imperdonable.
El pésimo momento en el que el, afortunadamente ex, seleccionador azzurro ha dimitido invalida, sin embargo, el futuro camino italiano que por la Eurocopa. Si Mancini hubiera dimitido en su momento, quizás a estas alturas en el banquillo estaría un tal Carlo Ancelotti… El próximo director técnico tendrá pocas semanas para conocer y orientar a los jugadores para la clasificación a Alemania ‘24: los riesgos aumentan. Mancini ha logrado cometer un error incluso al irse.
Lo que ha llevado a Mancini a renunciar ahora no está claro. Según su madre, Roberto no ha sido capaz de superar la muerte de su hermano amigo Gianluca Vialli a principios de enero. Pero según periodistas bien informados, Arabia Saudita habría ofrecido a Mancini un contrato de 40 millones de euros como seleccionador. Sólo el tiempo dirá quién tiene razón. Lo cierto es que al extécnico de Lazio, Inter y Man City no le ha gustado la imposición de Gravina de incluir a Buffon y Barzagli – y quizás también a Bonucci, ayudando indirectamente a la Juventus actualmente “en guerra” con el jugador – en el staff de la selección. En los últimos días Alberigo Evani, colaborador de Mancini, ha dejado la Nazionale precisamente por la voluntad de Gravina de imponer a Bonucci como nuevo miembro del staff.
Según muchos, Spalletti será el próximo DT de Italia. Difícil pero no imposible. El toscano aún tiene contrato con el Napoli y no es seguro que De Laurentiis renuncie a la cláusula de indemnización.
Así – ignominiosamente – ha terminado la era Mancini en la selección nacional.
Pero al menos Roberto ha tenido el coraje de renunciar.
Quien no tendrá la misma valentía es Gravina, es decir el hombre que ha permitido el actual estado de cosas en el que se encuentra la selección azzurra: un lío.
Mientras el disfruta de su cargo el fútbol tano precipita: sic transit gloria mundi.