El fin de una dinastía en el Atlético de Madrid
Después de casi cuatro décadas de dominio, la familia Gil cede el testigo a Apollo Sports Capital, que promete continuidad y proyección internacional.
El Atlético de Madrid cierra un ciclo histórico. La compra de un paquete mayoritario de acciones por parte del fondo estadounidense Apollo Sports Capital pone fin a 38 años de control de la familia Gil, los últimos 33 como máximos accionistas tras la conversión en Sociedad Anónima Deportiva de 1992. Pese al cambio, Miguel Ángel Gil Marín seguirá al frente de la gestión deportiva y ejecutiva del club.
El inicio del imperio Gil
El punto de partida fue el 27 de junio de 1987, cuando Jesús Gil ganó las elecciones a la presidencia del Atlético tras una maniobra que marcaría su estilo: el fichaje de Paulo Futre, estrella del Oporto recién coronado campeón de Europa. Ese golpe de efecto definió el carácter de su gestión: audaz, personalista y mediática.
Durante su mandato, el club vivió una auténtica montaña rusa deportiva e institucional. Pasaron 26 entrenadores en 15 años, una muestra de la inestabilidad que caracterizó la época. Sin embargo, también llegaron los primeros éxitos importantes: dos Copas del Rey (1991 y 1992) y el histórico doblete de Liga y Copa en 1995-96 con Radomir Antic en el banquillo.
Polémicas, juicios y el descenso
La otra cara de la presidencia de Jesús Gil fueron los problemas judiciales. En 1992, el club se transformó en Sociedad Anónima Deportiva, lo que permitió al dirigente hacerse con la mayoría accionarial, un proceso posteriormente cuestionado por la Audiencia Nacional.
A finales de los noventa, la crisis deportiva y económica desembocó en el descenso a Segunda División en 2000, en plena intervención judicial del club. La Guardia Civil entró en el Vicente Calderón para recabar pruebas de presunta apropiación indebida. Fue el punto más bajo de la historia reciente rojiblanca.
El resurgir con Luis Aragonés
El regreso a Primera llegó en 2002 de la mano de Luis Aragonés, símbolo eterno del club. Poco después, Enrique Cerezo asumió la presidencia, mientras Miguel Ángel Gil Marín consolidó su papel como gestor principal tras el fallecimiento de Jesús Gil en 2004. El Atlético comenzaba a recuperar estabilidad institucional, aunque aún lejos de la élite deportiva.
La revolución de Simeone
El gran salto llegó en 2011, con la llegada de Diego Pablo Simeone al banquillo. El técnico argentino transformó la mentalidad del club, devolviéndole su identidad competitiva y su ambición. En poco más de una década, Simeone ha conquistado ocho títulos, incluidas dos Ligas, una Copa del Rey, dos Europa League y dos Supercopas de Europa, además de alcanzar dos finales de Champions.
El impacto fue también económico: el presupuesto del club creció casi un 300% entre 2011 y 2020, consolidando al Atlético como una de las entidades más sólidas del fútbol europeo.
Del Calderón al Metropolitano
En 2017, el Atlético inauguró el Wanda Metropolitano, un estadio moderno con capacidad para 70.000 espectadores que simboliza la evolución del club. La mudanza desde el histórico Vicente Calderón fue el paso definitivo hacia una nueva era institucional, acompañada por un crecimiento global de la marca rojiblanca.
El relevo de Apollo Sports Capital
La llegada de Apollo Sports Capital marca un nuevo capítulo. El fondo estadounidense asume el control accionarial con el objetivo de potenciar el crecimiento económico y global del club sin alterar su estructura deportiva.
Tras 38 años de gestión familiar, el Atlético inicia una etapa distinta: menos dependiente de apellidos y más alineada con el modelo empresarial del fútbol moderno. Un cambio de manos que pone fin a la era Gil, pero que busca mantener la identidad rojiblanca que ha definido al club desde 1903.


