Alguien deberá explicar qué ocurre en el PSG

LISBON, PORTUGAL - OCTOBER 05: Lionel Messi of Paris Saint-Germain in action during the UEFA Champions League group H match between SL Benfica and Paris Saint-Germain at Estadio do Sport Lisboa e Benfica on October 5, 2022 in Lisbon, Portugal. (Photo by Octavio Passos/Getty Images)

Las turbulencias deportivas e institucionales en el PSG requieren explicaciones urgentes.

No es sólo que haya perdido 1-3 contra un gris Lorient, de mitad de tabla de la Ligue 1, sino cómo perdió. Y cómo fue derrotado en los otros dos partidos del torneo, siempre en el estadio de Parque de los Príncipes, donde oficia de local, y otros en los que empató o ganó in extremis gracias al talento inconmensurable de Lionel Messi, poniendo pases perfectos o con un magnífico tiro libre). Alguien deberá explicar cómo uno de los mejores planteles del mundo, en calidad de sus jugadores y en condiciones para trabajar, como el del Paris Saint Germain (PSG) haya llegado a caer tan pronto en la Champions League, a perder la Copa de Francia a manos del Olympique de Marsella, y ahora pone en riesgo la Liga (siempre el torneo más cómodo para ganar) en manos del mismo Olympique, a falta de cinco jornadas.

El PSG vive, sin dudas, un momento de enormes turbulencias institucionales que acaso se puedan transmitir de afuera hacia adentro, hacia el vestuario y hacia sus estrellas, ávidas de saber primero qué será del club con el que tienen contrato para luego pensar si cabe alguna chance de seguir en él. Y si el PSG ni siquiera sabe si continuará perteneciendo al mismo dueño (al irascible multimillonario qatarí Nasser Al-Khelaïfi , ligado al emirato), mal puede ofrecer garantías a su carísimo plantel, algo que no sucedía en temporadas anteriores.

Hoy el PSG vive una crisis de identidad ante los rumores de que Al-Khelaïfi  estaría con muchas chances de adquirir próximamente el Manchester United, por el que desde hace rato viene conversando con la familia Glazer, propietaria del legendario club inglés y uno de los más cotizados y laureados del mundo, y a partir de esto puede el lector imaginarse la importancia que el qatarí podría darle al club francés entre sus prioridades y se rumorea justamente que podría pasar a tener un equipo compuesto ya por mayoría de futbolistas franceses y acaso termine siendo, con el tiempo, el Mónaco del futuro (aquella gran inversión original del magnate ruso Ryboblev, con Leonardo Jardim como entrenador y tantas estrellas, que a los pocos años quedó en la nada).

Acaso esa crisis de identidad, o de falta de rumbo claro Al-Khelaïfi está tratando de adquirir el estadio Parque de los Príncipes al ayuntamiento de París, que por ahora considera escasa a la oferta del club) tenga alguna relación con la absoluta falta de respuesta del equipo desde que la actividad oficial regresó tras el Mundial.

Lo de los últimos partidos del PSG es inconcebible, aunque el colmo de la falta de compromiso llegó el pasado domingo ante el Lorient. Porque una cosa es una mala tarde, un esfuerzo poco recompensado, alguna falla defensiva, y otra, muy distinta, es que ni Lionel Messi ni Kylian Mbappé casi tocaran la pelota, que Marco Verrati no haya hecho un solo quite, que Sergio Ramos y Marquinhos hayan estado en campo contrario (y sin haber presionado) en el momento del contragolpe rival, dejando medio campo libre a los delanteros para que quedaran solos ante Gianluigi Donarumma. Y también es muy llamativo no sólo la cara de póker desde el banco de su entrenador Christophe Galtier (que ya sabe que es casi imposible que continúe en las próximas temporadas) sino que luego haya manifestado a los medios que nada importante les dijo a sus jugadores en el vestuario, como si nada importara demasiado.

Esto indica que, al menos, lo que fuere que pasare implica una misma actitud del plantel y del cuerpo técnico, como si nos quisieran enviar un mensaje subrepticio escondido en una misteriosa botella cerrada, a poco de finalizar una temporada que, acaso, sea en blanco.

Párrafo aparte para una buena parte de los medios franceses. Que tras un partido como el que el PSG hizo ante el Lorient sólo carguen las tintas contra Messi y alguno sostenga que Mbappé está muy solo, ya indica que hay gato encerrado. Nada nuevo tras que un medio de los quilates de “L’Equipe” no haya dedicado una sola línea, en su edición del día siguiente a que el argentino ganara el Balón de Oro en una gala llevada a cabo en la misma París. En estas condiciones, sería muy extraño que siendo que queda libre el próximo 30 de junio, vaya a renovar su contrato luego de este maltrato. En el caso de lo ocurrido este pasado domingo, lo lógico habría sido una crítica al equipo, como bloque, y a cada uno de sus integrantes, por la falta de compromiso, pero tratar de salvar a Mbappé indica más una razón política y de imagen que la de una mínima imparcialidad requerida.

Todo este embrollo -palabra que utilizó como título y no por casualidad RMC Sport para titular en portada la suspensión por dos semanas a Messi que ya indican una ruptura de la relación- merecería tener alguna explicación de los protagonistas que por ahora, no llega. Acaso con una mezcla de ilusión y forzada candidez, la seguimos esperando, porque lógica, no tiene ninguna.

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10 Mundiales. 11 Copas América. 6 Mundiales de Clubes. Ex director de las revistas “Orsai” (Argentina), y “Fútbol Total” y “Deporte Total” de México Autor de los libros “El negocio del fútbol” (1995), “Maradona, rebelde con causa” (1996), “El deporte de informar” (2001) y “AFA, el fútbol pasa, los negocios quedan” (2017) y editor para América en español del libro “Messi” de Guillem Balagué (2014). Actual columnista de www.jornadaonline.com (Argentina) y “El Tren” (Radio Cooperativa de Argentina), corresponsal de la revista “Kicker” (Alemania) y colaborador de www.infobae.com (Argentina) y revistas de Inglaterra, Francia, Japón, Holanda y Dinamarca. Blog: www.sergiol-nimasnimenos.blogspot.com