La falsa rebaja de la FIFA indigna a los aficionados

La FIFA ha tratado de apagar la polémica generada por los precios de las entradas del próximo Mundial con el lanzamiento de una nueva categoría “más asequible”, pero la medida ha provocado un nuevo estallido de indignación entre los aficionados de Inglaterra y Escocia.

Tras una fuerte reacción negativa, el máximo organismo del fútbol anunció la creación del Supporter Entry Tier, que fija el precio mínimo de las entradas en 60 dólares (45 libras) para los 104 partidos del torneo que se disputará el próximo verano. La decisión llega después de que numerosos colectivos de aficionados calificaran la estructura inicial de precios como abusiva y excluyente.

Sin embargo, el alivio será limitado. La FIFA confirmó que solo el 10% de las entradas asignadas a cada selección clasificada pertenecerán a esta categoría más barata. Además, dichas localidades se distribuirán únicamente a través de las federaciones nacionales, lo que reducirá drásticamente el número de seguidores ingleses y escoceses que podrán acceder a ellas.

En su comunicado, la FIFA aseguró que este nuevo tramo de precios busca premiar a los “aficionados leales, estrechamente vinculados a sus selecciones nacionales”, y reconoció que la demanda ha superado los 20 millones de solicitudes en la actual fase de venta. Cada federación decidirá de forma independiente los criterios de adjudicación.

Las asociaciones de aficionados siguen siendo muy críticas. Football Supporters Europe había solicitado incluso la suspensión de la venta de entradas, mientras que la England Fans’ Embassy describió los precios originales como “una bofetada en la cara” para los seguidores.

La polémica se intensificó al conocerse que las entradas para una hipotética final con Inglaterra podrían oscilar entre 4.185 y 8.680 dólares, y que asistir a todo el torneo podría costar hasta 12.000 libras a un solo aficionado, dependiendo de la categoría elegida.

A todo ello se suma la ausencia de descuentos para niños o personas con discapacidad y un sistema de precios basado en la popularidad de los equipos, rompiendo con el modelo uniforme de anteriores Mundiales.

Aunque la FIFA defiende que el nuevo precio es un paso hacia la accesibilidad, para muchos seguidores se trata de una solución insuficiente que solo beneficiará a unos pocos afortunados en un Mundial cada vez más inaccesible para el aficionado medio.