El Madrid esta desquiciado

El partido quedó marcado por una sucesión de acciones que incendiaron a jugadores y grada. El clima de indignación fue absoluto.

Un Madrid desquiciado terminó con tres expulsados en un cierre de partido completamente fuera de control. El Bernabéu pasó del murmullo a la histeria en cuestión de minutos. Las protestas constantes del equipo blanco encendieron un tramo final lleno de interrupciones, caos y decisiones arbitrales muy discutidas. El propio Borja Iglesias lo explicó con crudeza: “Parones, faltas… Ellos se han desesperado más de la cuenta”.

El conjunto de Claudio Giráldez, que ya mandaba en el marcador con el 0-1, llevó el encuentro exactamente al escenario que buscaba: juego pausado, ritmo roto y un rival consumido por la ansiedad. Y el Madrid de Xabi Alonso cayó en la trampa. La expulsión de Fran García, infantil pero ajustada al reglamento, fue la chispa que precipitó el desastre.

Con los blancos en inferioridad y volcados sin orden, el cuarto árbitro levantó el cartelón del añadido: cinco minutos para buscar un milagro. Pero lo que llegó fue una tormenta. Una falta clara sobre Tchouaméni en la salida de balón derivó en la acción que lo desencadenó todo. El francés reanudó el juego con rapidez, quizá un metro por delante del lugar señalado. Quintero González, en medio de un ambiente ya inflamado, ordenó repetir el saque.

Álvaro Carreras protestó y vio la amarilla. Un gesto posterior —a la espera de lo que recoja el acta— encendió aún más al lateral, cuyos reproches inmediatos le costaron la segunda tarjeta. La incredulidad en el césped y el enfado monumental del estadio fueron instantáneos. “Saca más rojas”, soltó irónicamente Vinicius. Y el colegiado las sacó.

El banquillo blanco estalló por completo. Asencio, Mastantuono, Endrick, Brahim, Xabi Alonso… rodearon al cuarto árbitro en un clima de tensión absoluta. A Carreras, ya expulsado, incluso tuvieron que sujetarlo. Fue entonces cuando Quintero González reapareció con otra roja en la mano: esta vez para Endrick, probablemente el más encendido, aunque también el primero que encontró delante.

Con el pitido final, medio equipo camino del vestuario, Bellingham intentó pedir explicaciones, pero Vinicius, en un giro inesperado, lo sujetó de la cintura para evitar males mayores.

El problema ahora se agrava: el Madrid afrontará el próximo partido de Liga con ocho bajas en defensa, tras las expulsiones de Fran y Carreras. Y en el horizonte espera un Alavés dispuesto a aprovechar la herida abierta del conjunto blanco.