El Madrid sufre mal de alturas
Los últimos meses han traído cambios visibles con Xabi Alonso, pero una vieja debilidad sigue haciendo daño: el 35% de los goles encajados llegan por el juego aéreo y el problema volvió a quedar expuesto en los dos tantos recibidos ante el Olympiacos.
El conjunto blanco sigue sufriendo en defensa aérea. Ni los ajustes tácticos ni la nueva dirección desde el banquillo han logrado corregir este punto débil. El dato es llamativo: el 35% de los goles encajados llegan por esa vía, una cifra que preocupa en una plantilla pensada para dominar todos los registros.
El último encuentro ante el Olympiacos sirve como ejemplo reciente. El partido estaba bajo control, sin grandes sobresaltos. Pero dos acciones a balón alto desarmaron por completo al equipo. Dos goles evitables que volvieron a exponer una fragilidad ya conocida. Una situación difícil de explicar en un club que presume de futbolistas de máximo nivel en todas las líneas.
Xabi Alonso ha introducido matices desde su llegada. Se nota en la presión, en la circulación y en la participación de varios jugadores. La actitud es otra. La energía es otra. Sin embargo, esa mejora no ha venido acompañada de soluciones en las áreas. Lo que ocurre por el aire sigue siendo un quebradero de cabeza. Una tendencia que ya se sufría la temporada pasada.
La campaña anterior, con Ancelotti, este problema también aparecía en los análisis internos. La sensación era la misma: bien en muchos tramos, pero frágiles en jugadas laterales, centros y duelos en el segundo palo. Ahora, pese al liderazgo de figuras como Militão, Huijsen o Rüdiger, el patrón se repite. En Champions quedó otra vez en evidencia. Y llega un calendario que no permite concesiones.
El próximo partido liguero será ante un Girona en la zona baja. Un rival que, sobre el papel, ofrece una oportunidad para crecer en confianza. Pero solo será útil si se presta atención al detalle que más castiga al equipo. No basta con dominar el juego. Hay que asegurar la zona donde el equipo más dudas genera.
El trabajo pendiente es amplio. El equipo ha mejorado en actitud y compromiso, pero necesita pulir aspectos que pueden definir una temporada. El aire sigue siendo un enemigo que no debería serlo. Y corregirlo no puede esperar más.


